O CASTELO DE MONTESAGRO
Nos remitimos ao estudio publicado na “Revista Nailos” de Jose C. Sánchez Pardo y Carlos J. Galbán Malagón titulado “Fortificaciones de altura en el entorno de Santiago de Compostela. Hacia un primer análisis arqueológico comparativo”.
Que respecto ao Pico Sacro indica:
“Este destacado monte, próximo a la ciudad de Santiago, ha despertado interés de la investigación histórica ya desde finales del XIX, tanto por su clara prominencia territorial, como por su vinculación con la tradición jacobea (Castillo 1972:437-438; Guerra Campos 1961; Gulías 2012; López Ferreiro 1960; Olivera y González 2010). Diversas referencias documentales nos informan de la existencia muy cerca de su cumbre de un monasterio fundado a inicios del siglo X por el obispo Sisnando y dedicado a San Sebastian y San Lourenzo, que experimentaría diversas reconstrucciones a lo largo de los siglos siguientes hasta quedar como único testigo de su historia la actual ermita (Castillo 1972:438).
Igualmente, hay datos sobre una fortaleza erigida a finales del s. XV que consistiría en una pequeña torre de planta cuadrada (Castillo 1972:437; Guerra Campos 1961:34-38; Gulías 2012). Sin embargo, algunos autores consideran muy probable la existencia de una fortaleza anterior ya desde el siglo X vinculada al commisso de Montesacro (Olivera y Gonzalez 2010:118-123), así como de un intento frustrado de fortificación de este lugar en el siglo XII
(Falque 1994:130-131, 380). No obstante, a pesar de esta abundante bibliografía, existen escasos estudios arqueológicos rigurosos sobre el lugar.
El Pico Sacro es una imponente mole granítica situada a 531 m sobre el nivel del mar, en la cumbre de un monte con abundantes vetas de cuarzo. Se trata de un punto de referencia visual en toda la comarca. Controla visualmente los accesos por el oeste a Santiago y la cuenca del Ulla, mientras que al este domina el vado de Ponte Ledesma. Al norte ofrece una visibilidad directa con Castelo de Vigo. En el monte también existen una serie de galerías subterráneas que podrían ser parte de una antigua mina o de la fortificación bajomedieval que hubo en su cumbre, exploradas ocasionalmente desde el siglo XVII en adelante (Guerra Campos 1961:39-44).
El yacimiento se concentra en la parte más alta de este monte y se puede dividir en tres zonas. En primer lugar la cumbre, que es la parte más privilegiada del conjunto a nivel defensivo pero con una escasa superficie útil. Se trata de una plataforma dispuesta entorno al actual vértice geodésico, que está cortada por la llamada ≪Rúa da Raiña Lupa≫, una gran hendidura en la roca de origen antrópico en dirección N-S. Esta hendidura presenta diferentes rebajes y encastres que en ocasiones se han atribuido, a labores de minería romana, aunque no parece haber una lógica extractiva en toda ella sino que mas bien parece vehicular el acceso a las plataformas superiores. En toda esta zona se han alterado y recortado los batolitos de modo generalizado. En segundo lugar, al oeste y separada por el corte de la ≪Rúa da Raiña Lupa≫, existe otra plataforma a cotas algo inferiores (524 metros), en la que se ha localizado un posible rebaje en la roca. En todo caso, el corte de la cumbre anteriormente referido parece hacer menos interesante esta parte del monte a nivel defensivo. Por último hay que señalar que en la ortofoto de 1956 se aprecian al sur de la ermita de San Sebastián los restos de un posible cierre curvo que englobaría tanto la ermita como los afloramientos principales de la cumbre. Este recinto fue referido por López Ferreiro (1960), que lo comparaba con recintos castreños, aunque mas
bien recuerda a otros yacimientos analizados en este trabajo, en los que también se constata la creación de plataformas en torno a los afloramientos. El propio López Ferreiro también refiere el hallazgo de ≪gruesos ladrillos≫, probablemente refiriéndose a material cerámico romano como también señala Guerra Campos (1961:34). El actual acondicionamiento y asfaltado de esta zona ha eliminado cualquier evidencia salvo un posible resto del recinto en paralelo a la carretera al sur de la ermita.
La técnica constructiva identificada en la cumbre consiste en la realización de rebajes escalonados en los afloramientos para asentar probablemente muros de cantería, lo que explicaría la práctica desaparición de los mismos, como se indica en las fuentes de época moderna (Hoyo 1950:477-479).
También hay algunos huecos de poste tallados sobre la roca, especialmente en el entorno del vértice geodésico. Dichos huecos presentan cierta variedad en sus dimensiones respondiendo a su posible funcionalidad (pequeños huecos rectangulares para postes y grandes huecos cuadrados para vigas o soportes).
En todo caso, parece probable que responden a antiguas estructuras perecederas adosadas a los muros antes referidos. El aljibe al norte solo conserva tres cortes verticales en la roca a modo de paredes.
Aunque hay restos cerámicos en superficie, especialmente en la cumbre, aparecen sumamente fragmentados, mezclados y alterados por las obras de acondicionamiento del lugar, y no hay que descartar que en algún caso hayan sido traídos de otras partes durante las labores de relleno y nivelado del área. Todo esto nos impide poder discernir su cronología.
Parece muy probable que la mayoría de las evidencias que se encuentran en esta cumbre pertenezcan a la desaparecida torre bajomedieval, pero no es en absoluto descartable que algunas de ellas tengan un origen más antiguo”.